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Tengo un corazón palestino…

Por lo que sé, en mi árbol genealógico no existe vínculo alguno con algún país de habla árabe ni con alguna etnia vinculada al levante. Desde que escuché por primera vez el tabl, junto al mijwiz y esos “gritos”, me dio un escalofríos, una sensación indescriptible.

Quizás tuve una vida pasada por allá… quizás

Cuando empecé a leer acerca del “Conflicto Palestino” me embargaron tantos sentimientos, 

incluyendo rabia al respecto. Al comienzo de mi indagación acerca de las causas, traté de ser neutral, busqué información de diversas fuentes tanto en internet, así como en libros, ¡pero fue imposible no abanderarme!

Los ruidos de los fuegos artificiales, los conoces claramente. Cada año, tenemos ritos al respecto, vinculados especialmente con nuestras mascotas, para que nos sufran y no se alteren. Técnicas para envolverlos, algodones en los oídos, música de relajación, encerrarlos para que no se arranquen. Y esto que tiene que ver con Palestina?

Tiene todo y nada que ver, los ruidos que yo te mencioné (te guste o no) son de celebración, pues bien, ellos gran parte de su vida han escuchado ruidos similares, pero en vez de proteger a sus mascotas (quizás debiese decir además) deben proteger su vida! Y no solo la noche del primero de enero, si no que muchas noches y muchos días.

Si bien el conflicto territorial comienza a fines del siglo XIX, no es hasta mediados del siglo XX cuando la lucha armada se apodera del territorio. Hasta ese momento y por su inmadurez socio/política/económica, la “adolescente” Palestina, al igual que muchos otros territorios estaban bajo el mando de otras naciones, que sí tenían todas las condiciones para decidir sobre la vida, economía, legislación y delimitaciones territoriales de estas naciones. En el caso específico de Palestina, es el Imperio Británico quien tenía todas esas “características intachables para decidir sobre su futuro” (perdón mis ironías, pero sinceramente lo siento así, como el adulto responsable dándole las instrucciones a un pobre adolescente, o un siquiatra dando instrucciones de manejo de un paciente declarado interdicto)

Como hablamos de naciones prácticamente declaradas interdictas, en 1947 la ONU decide realizar una partición territorial de Palestina, entregándole prácticamente la mitad del territorio a los hijos de Sion. Con su púber furia, Palestina y sus amigos (tan inmaduros como ellos) se opusieron a la dictatorial nueva distribución y desatan un berrinche por más de cinco meses[1], pero ojo! la pandilla sionista no quedó contenta con lo que dijo la ONU, ellos querían todo el pastel y por más de 70 años han insistido en ello.

Se retiran los británicos, dan por terminado su mandato y dejan a cambio a la “pandilla” sionista fortalecida, que se autodeclara como una nación independiente en 1948, autodenominándose Estado de Israel (adultos con capacidad de decisión y reconocidos por los otros adultos de la ONU).

Desde ese entonces, hay fuegos artificiales constantes sobre las cada vez más pequeñas habitaciones de los adolescentes palestinos, generándoles una herida que no cierra y que la llamaron “Nabka” (desastre). Claro que es un desastre, un día tenías una casa con tres habitaciones, dos baños, un living comedor, cocina y un patio; hoy, solo una habitación y un baño. Los adultos que han invadido todas estas tierras, siguen teniendo actitudes de un típico adolescente prepontente que hace bulling.

Son grandes y fuertes, es difícil ir contra ellos. A veces concretamente no hacen nada, solo se ríen y deciden cuando puedes entrar a tu casa… “¡que risa!, es solo un juego, no te hacen nada”

El viernes pasado, estos adultos responsables, nuevamente quisieron decidir quien pasa y quien no… además de querer quitarles los juguetes a los interdictos.

A partir de toda esta ironía te cuento el dolor que me causa ver esa “Tierra Santa” bajo fuego. En uno de los días más importantes para los musulmanes se les prohibió el paso para ir Al Aqsa, fueron dispersados con granadas paralizantes y bombas de gas, es igual al matón del colegio quitándole la colación al flaquito de lentes.

Por si fuera poco, doce familias deberán dejar sus casas en Sheikh Jarrah porque el tribunal de Israel ha decidido que esas viviendas serán ocupadas por sionistas. ¿Por qué? Porque así lo han decidido. ¿Y dónde están los adultos más responsables que decidieron que estas tierras debían ser “compartidas”? La ONU ha dicho que Israel debería suspender cualquier desalojo y emplear «la máxima moderación en el uso de la fuerza» contra los manifestantes. El adulto Israel ya no hace caso a las indicaciones de la ONU

 Este texto solo en un sentir, no estoy entregando datos concretos, aunque está basado en ellos.

[1] Se crea el Ejército Árabe de Liberación, el cual que puesto en marcha por la Liga Árabe. Contaba con alrededor de 6000 voluntarios, la mayoría de ellos procedentes de países árabes (Egipto, Siria, Irak, Líbano, Arabia Saudita, Yemen)

Golden Era

Los inicios de un género 

 

Desde fines de 1800, Egipto ya contaba con una extensa tradición de actores, cantantes y músicos que habían deslumbrado a los viajeros (y colonos) europeos que en los siglos XVIII y XIX se habían acercado al país. Dentro del ámbito de los artistas populares o callejeros, las bailarinas gozaban de la peor reputación, debido a que, eran mujeres públicas que exponían y movían sus cuerpos sensualmente delante del público masculino, por lo cual eran consideradas mujeres perdidas, parias, sin familia ni honor.

En 1921 (ó 1926 dependiendo del autor) de la mano de la libanesa Badia Masabni, se comienza a formar en El Cairo una nueva generación de bailarinas que poco a poco irían diferenciándose de aquellas que cumplían una función social en festividades populares y bodas de las clases medias y bajas. Así, el surgimiento de la bailarina como “artista” se comenzaba a materializar en cierta forma por determinados cambios socio-políticos, económicos y culturales que sufrió la sociedad egipcia a partir del reinado de Fārūq hasta la caída del régimen nasserista.

Así, la Danza Oriental o Raks al Sharky, nace como tal, en los años `20 en los Casinos de Egipto y el Líbano. Estos casinos estaban destinados a público occidental, por lo cual las bailarinas podían mostrar su trabajo sin censuras y pudiendo profesionalizar la disciplina. La gran impulsora de esta actividad fue Badia Masabni, quien fue bailarina y posteriormente dueña de un Casino, el “Casino de Badia”. Sus espectáculos no solo icluían números de danza, sino también monólogos cómicos y cantantes, de igual forma habían espectáculos sólo para mujeres (matiné) y en ocasiones participaron grupos de ballet occidentales.

En 1940, y continuando de la mano de Masabni, se inaugura un segundo espacio: Casino Ópera. Éste tenía tres pisos, un escenario giratorio y era frecuentado por un variado público (oficiales del ejército, artistas, políticos, diplomáticos, entre otros). En sus mesas se hablaba inglés, árabe y francés, convirtiéndose rápidamente en el centro del mundo artístico e intelectual de El Cairo. Parte de la elite egipcia ocupaba y animaba con su conversación las mesas del Casino que durante la Segunda Guerra Mundial se atestaron de soldados ingleses y australianos. También el rey Faruq asistía al casino Badia, cuando no organizaba sus propias fiestas privadas en su palacio con las más famosas bailarinas y músicos.

En esta época aparece el traje de dos piezas, inspirado en parte por la vestimenta de las bailarinas de los cabarets parisinos y la demanda de los clientes. De esta manera lo nuevo y lo viejo, lo local y lo extranjero, se conjugaba en la figura y el ambiente creado por Badia Masabni, que tampoco era ajeno al ambiente político local.

La comedia musical comenzaba a imponerse también en la industria del cine egipcio y muy pronto todas las películas egipcias comenzaron a incluir números de danza y canto; muchos de ellos filmados en el Casino Badia.

Basándose casi literalmente en el modelo de Hollywood, el contexto del cabaret era ideal para llevar a las pantallas y a las masas, un ambiente que poco tenía que ver con la tradicional sociedad egipcia. La recurrente escena del cabaret permitía, además, como señalara Viola Shafik (Popular Egyptian Cinema), el voyerismo masculino con primeros planos de las piernas, torso y vientre de la bailarina facilitado por el traje de dos piezas. Así, el personaje de la bailarina conjugaba movimientos sensuales con vestuario sugerente y tradición folclórica. Curiosamente, de esta fusión surgiría una nueva generación de bailarinas que elevaron la danza egipcia

Refinadas, talentosas y –lo más importante– respetadas bailarinas como Tahia Carioca y Samia Gamal llevaron primero al escenario y luego a la pantalla un nuevo tipo de danza oriental, más estilizada y moderna convirtiéndola a su vez en un arte que comenzaba a ser considerado como tal.

Referencias

  • Mohamed, S. (1994). La Danza Mágica del Vientre – Raksat al Batn al Sahira. Madrid : Ediciones Mandala S.A..
  • Bracco, C. (2012). Bailarinas del Cine Egipcio. De la «Edad de Oro» a la Marginalización. Revista de Historia del Cine, 35, 9 – 33.
  • Mohamed, S. (2005). El Reinado de la Bailarinas – Mamlakat al Rakesat. Madrid : Producciones Artísticas y Culturales «Las Pirámides».
  • Buonaventura, W. (2010). Serpent of the Nile. London: SAQI.

 

 

Danza Persa

La belleza imperial que puede potenciar tu danza

 

Hoy no te ensañaré los detalles históricos de esta danza, tampoco te hablaré sobre su música y sus vestuarios. Hoy te quiero contar sobre una consecuencia de esta danza en tu cuerpo y, si bailas Danza Oriental, el cómo esta danza te entrega herramientas para potenciarla aún más.

Mi interés por esta danza siempre fue completo: su historia, su música, su técnica, sus vestuarios. Pero con el correr del tiempo, me fui dando cuenta que las alumnas que tomaban el curso de Persa, fueron potenciando su corporalidad al momento de bailar Danza Oriental.

                          

¿Y por qué esta danza me sirve para potenciar la otra?

Te cuento, la mayoría de mis alumnas que se atrevieron a viajar más al oriente de lo acostumbrado, tomaron el curso de Persa porque les llamó la atención el vestuario y el uso de brazos principalmente, otras, solo por apostar por algo nuevo.

La mayoría de ellas además tomaba algún curso de Danza Oriental (Golden Era, Clásicos, etc), fue ahí donde empecé a conectar y a desarrollar mi teoría sobre el vínculo potenciador de una sobre otra. Vi que mejoraban sus brazos y que aquellas que vivían quejándose de que no les gustaba como se veían, ahora estaban un poco más satisfechas; además fueron acelerando su capacidad de internalizar juegos de pies (mi trabajo siempre contempla mucho uso de desplazamientos y combinaciones, incluso melódicas) y su oído, también había evolucionado.

Casi como en un estudio estadístico, puedo decirte que esto ocurrió en el 100% de las chicas que tomaban ambas clases en paralelo, y por ello, tomé a la danza Persa no solo como una danza en sí misma, sino también como un recurso pedagógico para potenciar habilidades.

Esta es primera vez que cuento acerca de este “estudio” de campo que realicé con mis alumnas. Chiquillas!!!! Sí, fueron conejillos y he visto grandes resultados.

A grandes rasgos te puedo contar mis supuestos y parte de los resultados que he logrado observar en estos años que he hecho clases de esta danza.

1. Trabajo de brazos: para mí, la base de la Danza Persa – independiente del estilo – es el uso de brazos y manos. Debido a esto, el entrenamiento es exhaustivo.

Hay clases que solo trabajamos el tren superior, lo cual abarca flexibilidad, tono muscular, continuidad del movimiento, la conexión con la musculatura abdominal y paravertebral.

Desde mi ojo de bailarina, la Danza Oriental ha dejado un poco de lado el trabajo de brazos y generalmente se centra más en el uso y dominio de la cadera, siendo menor el énfasis en el entrenamiento de las extremidades superiores.

Y esto no es ni bueno ni malo, solo es, ya que son tantas las “destrezas” que debemos trabajar con la cadera, que es obvio que el tiempo se hace poco en una clase regular y por lo mismo, muchas veces priorizamos. Pero en la Danza Persa, el uso de brazos es, digamos que BÁSICO Y ELEMENTAL. Creo que aún no conozco movimientos en los cuales no se involucren los brazos.

Fluidos, aéreos, ondulantes, detallados. Trabajamos desde lo postural para poder sostenerlos, hasta la disociación dedo por dedo y articulación por articulación (aún hay cosas que no me resultan, se me pegan los tendones del dedo meñique con el anular). La idea es que no se vea esfuerzo alguno al utilizarlos y eso sucede gracias al entrenamiento que se genera. Muchas veces ocurre que si hay poco tiempo dedicado a comprender la naturaleza del movimiento, el “flow” o los “dibujos” que se realizarán con ellos, su uso se queda en la forma, con esto me refiero al intento de ser un reflejo de la imagen o video que veo, acudiendo muchas veces a otros recursos corporales (saludables o no) que al momento de bailar, más que contribuir, entorpecen. Esto sucede normalmente porque tenemos en mente el concepto de aire muy vinculado a abrir, extender, estilizar, pero siento que va más allá.

La danza persa no es técnica académica, el fluir y el sentir corporal, siguen muy presentes, así como el respeto sobre tu anatomía.

-Tengo más recursos y los extrapolo a las otras danzas que hago- , es así que he visto como ahora el uso de brazos en procesos de improvisación sí nacen solos, fluidos y sin pensar en cómo meterlos. La danza de la mayoría de mis alumnas, está más nutrida, con más recursos.

2. Los pies: si bien la Danza Persa tiene prácticamente un recurso para los pies (entiéndase como “paso”), los cambios de velocidad, orden y orientación contribuyen en la coordinación y seguridad al momento de hacer desplazamientos y combinaciones.

El movimiento de base se denomina “segam” o paso triple (la sensación es similar al chassé), y tiene muchas modificaciones (creo que ya llevo unas doce modificaciones desde el movimiento básico), pudiéndose combinar en forma consecutiva todas estas, desarrollando así la coordinación. Esto, sumado a que en general la base percusiva es “rápida”, inevitablemente se genera una mayor destreza.

Ahora bien, como ambos recursos corporales necesariamente los debo combinar, en un comienzo uno se siente casi anudada. En ocasiones me dicen, “muevo los brazos o muevo los pies”, “hago todo o sonrío” y puede que en un comienzo sea un poco complejo, pero con el andar de los meses, las clases y el entrenamiento personal, se van viendo los resultados.

En el caso de la “extrapolación” de la destreza, esta ha sido más inconsciente. He visto esos pies más seguros y muchas veces me han dicho, “ohhhh, ahora me sale todo mas rápido”, “siento que crecí, que me extendí” y solo algunas se han dado cuenta que el entrenamiento paralelo ha contribuido en sus avances.

Este tipo de paralelismo no solo se da entre estas dos danzas, sucede a mi juicio en muchas más, así como también con la música y el aporte que genera la diversidad de sonidos en una u otra expresión corporal. 

¿Te aventuras a conocer este Imperio milenario?

Te sorprenderás todo lo que puedes aprender

 

 

Mi amor / miedo por los Clásicos…

Desde la primera vez que escuché una canción de Om Kolthum los clásicos me hicieron click. Cuando escuché esa orquesta, con tanto instrumento, no pude parar. En ese tiempo existía Ares y empecé con eso… empecé de a poco a buscar música sin saber cómo la verdad. No tenía idea de los nombres de las canciones y mucho menos de los cantantes, youtube tenía muy pocas cosas y yo aún no me largaba a tomar clases como loca a Santiago.

Años después asocié ese amor – interés por los clásicos con mi infancia. Dentro de mis “canciones” favoritas estaba: El Bolero de Ravel, La Habanera de Bizet, Carmina Burana, la música de Bert Kaempfert. Cuando vi por primera vez un video de “la Señora Om” (la Montse, un personaje ficticio de dos de mis obras la llama así, porque vio la devoción que ella genera en Egipto) entendí, asocié y quedé impresionada con su orquesta.

La motivación para escribir este texto surge de mis últimas clases teóricas… que han tenido todo que ver con este tema: cuestionar frases casi replicadas, retenidas, aprendidas, muy repetidas… frases poco razonadas y memorizadas como un poema en primero básico

Desde hace muchos años, he escuchado innumerables bailarinas decir:
“Bailar la música de Om Kolthoum no es cualquier cosa”
“No estoy preparada para eso”
“Algún día lo haré”
“Me han dicho que eso es sólo para profesionales”
“Me da miedo, es demasiado complejo”

Cuando empecé a viajar a clases, en mi primer curso que tomé, la profe desde el inicio nos dijo que a fin de año tendríamos que bailar solas. Ahhhhhh!!!! Que miedo!!!, yo llevaba a esas alturas dos años tomando clases, pero nunca había bailado sola. Obvio que estar bajo presión y evaluación asusta (por eso admiro profundamente a todas las chicas que se presentan en competencias). Pasaron los meses y… llegó el momento. Yo sin más, ¿qué bailé? ENTA OMRI – CANTADA POR OM KOLTHOUM. Cada vez que cuento esta “anécdota” me dicen muchas cosas:
“Uuuuuuuu!!!”
“La patitas”
“No te retaron”
“Pero las versiones originales no se bailan”
“Qué miedo… qué miedo… qué miedo”

Esa última frase, la sigo y sigo escuchando constantemente. Mi profe, afortunadamente, no fue castigadora (por algo casi 14 años después sigo con ella) ❤ ❤ ❤ y aunque no recuerdo exactamente que contesté cuando tuve que explicar por qué elegí ese tema, se que había un trasfondo, en mi caso muy emotivo.

¿Por qué creo que se ha inculcado este “temor” a los clásicos?

Primero decir, que respetar nada tiene que ver con temer… Yo nunca he sido irrespetuosa frente a la danza, creo que con argumentos (ahora mucho más sólidos que hace unos diez años) una puede hacer arte creativa, arte abstracta, arte representativa, arte educativa.

Por ese amor irrefrenable a ese formato musical es que me he dedicado desde hace unos seis años a analizar, investigar, entender y amar más este género.

¿Tú le temes a lo que amas? Bueno, yo no. Pero ¿tú respetas lo que amas? ¡Eso siempre!

Recuerdo muchos talleres donde esas estrellas internacionales te decían: “Si tu técnica no es depurada, no deberías bailar un clásico” “Jamás podras interpretar un clásico porque no eres egipcia, no puedes sentir lo que un egipcio siente” “Una pieza de Om Kolthoum es sagrada” Etc, etc, etc.

Fíjense que ¡no estoy de acuerdo! Controversial quizás mi frase, pero siento que si tienes esos argumentos para desarrollar un “objeto de arte” puedes llevarlo a cabo. En este caso, eso sí, jamás olvidar la génesis, la historia detrás de esa “canción”, que quizo decir a través de todas esas metáforas el poeta de esa obra. Tengo tantas anecdotas, trabajos, textos, experiencias con este tema, cosas completamente mías no vistas de afuera, algunas muy atesoradas.

Te cuento algunas, que creo te podrán ayudar a perder el miedo.

*En la Escuela, no existe ningún cuestionamiento sobre bailar un clásico. Desde que llegan los conocen, sin ahondar mucho en lo teórico, en muchas clases nos toca bailar, la hora completa, una canción de Abdel, Oum o M. Abdel Wahab. Si de siempre lo escuchas te será familiar. Si recién te “atreves” escucha más y más, te lograrás conectar.

*Como no tener miedo no significa ser falta de respeto, hacemos muchas cosas para que eso no ocurra (no tan solo en este formato musical, también y a la par con todas las danzas que tienen un contexto detrás). Conversamos de que se tratan todas estas canciones, buscamos y analizamos en conjunto la letra, hacemos escucha conciente de “lo que suena” – y con esto no hablo de conocer e identificar todos los instrumentos que intervienen, menos si llevas muy poquito, sino que al menos hacerlo de forma asociativa (Por ejemplo, los primeros años siempre repito en paralelo “el que suena como arpa” para referirme al qanoun y luego “¿escucharon el qanoun? Sí, el que parece arpa!”) De esta manera logramos crear una atmosfera basada en el respeto y en el amor, no en el miedo y la paralización.

El 2017, mi principiante bailó Enta Omri (la tercera parte) con música en vivo. Cuando cuento eso, veo las caras de asombro, las caras de “pero cómo”y obviamente, los comentarios “¿estaban preparadas para algo así?”

Ahora, si Suheir Zaky, teniendo a Oum Kolthoum viva, bailó Enta Omri (y muchas canciones más después). Si Suheir Zaky consiguió la venia de la Sra. Oum y gracias a ello todas las bailarinas (creo que a nivel mundial) nos familiarizamos más con los clásicos, por algo es. Tenemos tanta información, tanto material, tanta creatividad, tanto arte por generar… aprovechemos los recursos, hay muchos que son como los sueños, afortunadamente siguen gratis.

Para cerrar te cuento: con mis alumnas estamos preparando Daret el Ayam, cantada por Om Kolthoum. ¡Sí, la versión original!

El respeto siempre se debe cultivar. El miedo, al tacho de la basura.

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